miércoles, 1 de agosto de 2012



Lectura para analizar.

El mundo está lleno de microorganismos bacterias, hongos, parásitos y virus. Nuestro sistema inmune se ha desarrollada para luchar contra los que son una amenaza para nosotros y para coexistir pacíficamente con otros muchos. Cada persona tiene un equilibro de la flora normal, una mezcla de microorganismos que viven en la superficie de la piel y del tracto digestivo. En general, estos microorganismos son útiles, ayudando en la digestión de los alimentos y actuando como una barrera frente a microorganismos patógenos (causantes de enfermedades). La mayoría no causan problemas a menos que se produzca una alteración en este equilibrio, una depresión del sistema inmune de la persona, o una lesión o situación de estrés cree una alteración de la protección del sistema inmunitario. Si esto ocurre, puede producirse un sobre crecimiento oportunista de un tipo de flora normal, o uno o más microorganismos patógenos pueden encontrar un lugar en el organismo y causar una infección.  
Cuando el sistema inmunitario de un individuo no puede hacer frente por sí solo, a un patógeno, o restablecer el equilibrio normal de la flora, entonces el médico utilizará los antimicrobianos. Se trata de fármacos (antibacterianos, antivíricos, y antifúngicos) que se han desarrollado para combatir los microorganismos culpables. Van dirigidos a diferentes características físicas del "microbio" como su habilidad para multiplicarse, su pared celular, o su metabolismo. Diferentes antimicrobianos son efectivos frente a diferentes tipos de microorganismos. Algunos de estos fármacos son muy específicos, destinados a eliminar una familia bacteriana muy específica, por ejemplo, sin alterar el equilibrio de la flora normal. Otros fármacos son de amplio espectro, desarrollados para inhibir el crecimiento de muchos microorganismos. Cuando se utilizan antimicrobianos de amplio espectro pueden afectar tanto a los patógenos como a la flora normal.
Sin embargo, algunos microorganismos son resistentes a algunos antimicrobianos. Las pruebas de susceptibilidad generalmente se utilizan para determinar la probabilidad que el tratamiento con un determinado fármaco sea efectivo para la eliminación o inhibición del crecimiento de la infección.

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